Yamiko y Mei (IV)

Aquella noche, aun cansada por las carreras de toda la tarde, Mei tardó más de lo habitual en quedarse dormida. Estaba nerviosa, o más bien intrigada. Sólo faltaban un par de días para su décimo cumpleaños, y su madre le había prometido un regalo, un regalo muy especial. Durante las últimas mañanas, cuando se quedaba sola en la habitación y aún era temprano para salir a jugar, había buscado y fisgoneado, pero sin éxito alguno. Estuvo dando vueltas en la cama un par de horas pensando qué podía ser aquello tan especial; al final, al filo de la media noche, se quedó dormida.
Yamiko tampoco pudo quedarse dormida hasta tarde, pero fue por otra razón bien distinta. El señor Drent y su hijo Jilon habían vuelto a discutir. Era algo que últimamente ocurría demasiado a menudo, y siempre a altas horas de la noche. No sabía el porqué de aquellas discusiones, pero lo intuía. Las cosas iban a cambiar... y no para bien...

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