Furia

Nunca antes había visto nada igual a lo que estaba presenciando aquella noche. Todo había empezado con aquellos gritos, que lo habían hecho salir de la tasca en la que estaba disfrutando de la velada con algunos compañeros. Tras atravesar un par de callejones habían observado cómo aquella criatura mordisqueaba un trozo de carne de lo que, luego se percatarían, era un niño. A pocos metros se encontraba una mujer, que era la que gritaba, abrazada con fuerza a una niña. Bajo una de las patas del ser había también algo, pero no llegaron a distinguir qué era.
Aunque estaba cerca de uno de los callejones laterales, la luz de la avenida alcanzaba lo suficiente como para poder distinguir sus rasgos. Tenía aspecto semihumano, de complexión delgada, casi podría decirse que raquítica. Los brazos, largos y finos, terminaban en grandes garras que daban la impresión de ser bastante peligrosas; las piernas, más robustas y buenas para correr o saltar; la cabeza, algo deformada y provista de una gran boca con fuertes mandíbulas y afilados colmillos.
Sin pensarlo dos veces había hecho señas a sus compañeros, justo antes de desviarse con intención de atacar desde otro flanco. Mientras corría dando un rodeo escuchó el último grito de furia de la mujer, y no le costó mucho imaginar cuál había sido el desenlace. Cuando por fin tuvo de nuevo a la criatura en el campo de visión presenció cómo aquel extraño salvaba a la niña y conseguía darle un certero golpe. En ese momento tanto él como sus compañeros, el sonido de las ballestas al tensarse le era inequívoco, aprovecharon para atacar. De forma inexplicable esquivó los dos virotes, pero no pudo hacer lo mismo con el hacha lanzada por él, que le impactó de lleno en el tórax haciéndola caer de espaldas, aparentemente sin vida.
Todo esto pasaba por su cabeza, repasando lo ocurrido, saboreando la victoria cuando, contra todo pronóstico, el ser se había levantado para atacar a Izzan, dejándolo herido de gravedad. En un acto casi reflejo, sin siquiera pensar en que podía fallar el lanzamiento y herir a su compañero, había arrojado su segunda hacha, consiguiendo evitar que también atacase a Thanos a traición, y haciendo que se alejase. Una voz furiosa, la de su instinto guerrero, resonó en su cabeza: «Bungar, termina lo que has empezado, convierte a esa cosa en un montón de carne sanguinolenta». Pero cuando iba a comenzar su feroz embestida una voz más real lo detuvo.
Al volverse vio cómo el tipo al que acababa de salvar la vida se levantaba sin que la grave herida que tenía en la espalda le afectara lo más mínimo. Tenía el rostro ensombrecido, semicubierto por una extraña mancha negra; el ojo izquierdo, que quedaba dentro de esa zona, le brillaba con un intenso color rojo fuego. También le cubría por completo el brazo izquierdo, que había tomado una apariencia similar a los de la criatura, pero sin ser tan delgado como estos.
No sabía si lo que estaba viendo era cierto o no. Si era producto de la abundante bebida de aquella noche, lo que era improbable ya que por regla general no solía afectarle tanto. O si era algún extraño ardid mágico, aún menos probable, ya que los magos habían desaparecido muchos años atrás. Fuese como fuese no se planteó dos veces el arrojarse al suelo cuando, esgrimiendo una katana, el extraño comenzó a correr fuera de sí.

1 comentario :

  1. Me ha gustado. Describe a la perfección personajes y detalles del lugar donde se desarrolla la historia. Una trama trepidante que promete ser parte de una gran aventura. ¡Enhorabuena!

    P.D.: Quizá te guste un blog de narrativa fantástica. Te doy su dirección por si acaso (www.eolywyn-de-rohan.blogspot.com) Estoy enganchada a su lectura desde hace semanas.

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