Preparativos de guerra

Tras su regreso al campamento no pasó mucho tiempo antes de que Bungar se enterara de lo ocurrido en el trayecto de vuelta. Y no tardó mucho en reunirse con ellos en la hoguera central, avivada tras la reciente llegada de la noche, por supuesto acompañado de sus inseparables lugartenientes Izzan y Thanos.
—Bien, quiero saber con exactitud qué ha pasado —inquirió con seriedad—. Una cosa es que esta chusma se dedique a aprovecharse de unos comerciantes indefensos y a extorsionar a gente sin recursos a espaldas de la guardia, y otra muy distinta es que se atrevan a salir a campo abierto y a atacar a mis compañeros. Deben de estar muy convencidos de tener la situación bajo control para actuar así, y eso no me gusta nada...
Tokei permaneció pensativo durante unos segundos.
—Realmente no tengo la seguridad de que fueran los que buscamos. Sólo pude ver a varios que se alejaban corriendo entre la multitud, pero no alcancé siquiera a distinguir la vestimenta que llevaban...
—De todas formas aunque hubieses podido hacerlo tampoco tenemos ninguna certeza de que fueran los mismos; hasta el momento a pesar de todo no hemos podido averiguar gran cosa. Sea como sea me parece bastante preocupante que os emboscasen de esa forma y en medio de la multitud sin siquiera...
—Yo sí pude verlos —lo interrumpió Mei en mitad de la frase— y estoy segura de que se trataba de los hombres de ese tal Kran.
Las miradas se centraron en ella inmediatamente.
—¿Cómo estás tan segura?
—Pude verlos mientras se acercaban con las ballestas en la mano, justo antes de atacarnos. Iban ataviados con el mismo ropaje que los que me emboscaron hace algún tiempo cuando volvía a la casa de La Abuela.
—¿No es la primera vez que te atacan? —preguntó Bungar sorprendido.
—No, intentaron atraparme una noche, creía que La Abuela os lo había contado —empezaba a darse cuenta de algo—, al menos Tokei me dijo... —le lanzó una mirada de soslayo, acababa de darse cuenta del engaño. ¿Cómo lo había sabido él entonces?
—¡Espera, espera, más despacio! —intervino Bungar—. No sé qué habréis hablado vosotros dos, pero los demás no estamos al tanto; y me empieza a preocupar que esa chusma se acerque a La Abuela y a los niños. Explícate.
A medida que Mei relataba lo ocurrido el semblante de Bungar se endurecía y cada vez apretaba los puños con más enfado. La visita de los hombres de Kran valiéndose de una sucia artimaña para intimidar a La Abuela y a los niños, las amenazas, la emboscada unas noches después... Al final casi dando un salto se incorporó y pateó con fuerza un tocón cercano.
—¡Izzan, reúne a los hombres! ¡Thanos, busca a algunos de los guardias de la ciudad y tráelos aquí!
—Bungar, ¿qué pretendes? No te precipites —medió Tokei.
—No, ya va siendo hora de hacer lo que hemos venido a hacer —respondió con tono sombrío—. Es hora de tirar los excrementos al río.

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